Es jueves, día de estrenos cinmetográficos, muchos cinéfilos ya estan haciendo fila y con mucha anciedad esperan su turno para llegar a la boletería del Cine "Monje Campero" ubicado en pleno prado paceño, comprar el boletito y asegurarse un lugar en la primera función de la tan esperada presentación de la película. La entrada cuesta 22 bolivianos, casi 3 dólares.
Justo al lado del cine, varios vendedores ofrecen desde hace varios días atrás la grabación en formato VCD de la misma película por solo 5 bolivianos, menos de un dólar. Muchos ya compraron el VCD o lo están haciendo en ese momento, pero los que son verdaderemos amantes del cine y no apoyan la piratería van a verla en la pantalla grande.
Lamentablemente no ocurre lo mismo en el rubro de la música. Ya casi no quedan lugares donde se pueda comprar el CD original del último albúm de nuestro artista favorito y los que quedan todavía solo tienen CDs de años anteriores por que ya nadie compra CDs originales. Las contadas tiendas de CDs originales que aún existen solo están en La Paz, Cochabamba y Santa Cruz. En las demas ciudades bolivianas la única manera de adquirir una CD de música es en puestos de venta pirata.
En este rubro las autoridades tienen convenios con los vendedores de pirateria en los que se estipula que no venderán copias de películas o música de artistas bolivianos, sin embargo todos sabemos que podemos comprar con mucha facilidad por centavos en cualquier puesto la copia del último CD de Quirquiña, Octavia, Los Kjarkas o el DVD de American Visa o de El Atraco.
Algo parecido ocurre con los libros. Los que todavía compran orginales en las pocas tiendas que quedan son considerados como bichos raros por que todo, absolutamente todo lo que uno quiera está disponible en versiones piratas.
Ni que decir del software o los videojuegos. Podemos contar con los dedos de la mano a quienes hayan tenido por los menos entre sus manos un CD o un DVD de software o videojuegos original. Sin lugar a dudas el 98.9 % del software y videojuegos que corren en las PC y consolas de videojuegos bolivianas son piratas (la copia de la copia de la copia). En el prado paceño podemos comprar la última suite de adobe para diseño grafico que en EE.UU. cuesta alrededor de 1.000 dólares en tan solo 10 bolivianos, un dólar y pico.
A simple vista parece genial que podamos hacernos de música, películas, libros o software con una inversión muy reducida pero los que salen perdiendo son el país que deja de percibir impuestos, los artistas y creadores que dejan de tener réditos por las obras que producen y nosotros mismos que obtenemos productos de muy mala calidad y nos conformamos con aquello...
¿Pero a quién le importa en serio este problema?....
23 de julio de 2006
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